
¿Qué me lleva a escribir sobre tolerancia cero?
Doña Rosa.
¿Y?
Que a Doña Rosa no le interesan conceptos como criminalización de la pobreza e intolerancia selectiva, lo único que le interesa es saber si las políticas públicas en materia de seguridad son eficaces. Ese es su único parámetro y de ahí me surge una duda casi existencial: ¿tengo que abandonar las banderas del “garantismo” (por llamarlo de alguna manera) para discutir con ella?
Respuesta a): No, a mi sí me interesan las garantías constitucionales y debo ponerlas en el debate, son parte de él y de la posición que defiendo.
Consecuencias de esta postura: el debate inevitablemente terminaría en una discusión filosófica que no conduce a nada y a mi me interesa algo más que eso.
Respuesta b) Elimino del debate los “daños colaterales” de la tolerancia cero y me centro en su supuesta eficacia.
Vamos con la opción “b” a ver que pasa…
¿Qué es esto de la tolerancia cero?
A partir de los ’80, un artículo de J. Wilson y G. Kelling denominado Broken Windows, afirmaba que no debía dejarse degradar en lo más mínimo (rotura de ventana) un espacio urbano, porque esa mínima degradación era una invitación a degradaciones mayores, hasta que ese mismo espacio se terminaba convirtiendo en el escenario ideal para el delito. Este artículo dió pie a un alto nivel de reacción punitiva incluso hasta con las infracciones menores, dando como resultado la panacea del discurso criminológico de la derecha mundial actual, traducido en el obsceno término de “tolerancia cero”.
Yo digo: Quedó demostrado que la “tolerancia cero”, mas allá de muchas otras cuestiones reprochables, no disminuyó el delito donde fue implementada.
Doña Rosa contesta: Eso es falso, todos sabemos que en Nueva York antes de la llegada de Giulliani no se podía salir a la calle.
[En ese momento la discusión se torno una cuestión de números.]
Para mi espanto, busco datos estadísticos y me encuentro con la desagradable noticia que el número de delitos se redujo aproximadamente un 70% durante la gestión Giulliani. El primer dato estadístico que recibo, proviene de La Nación en un artículo sugestivamente titulado “ NY del caos a la tolerancia cero”. Termine de leer la nota y pese a que me agarraron ganas de salir a la calle a matar vagabundos, coteje los datos con una fuente confiable: el Bureau of Justice Statistics (la verdad si algo le envidio a EEUU es su sistema de estadísticas) y para mi sorpresa coincidían con los de La Nación.
En ese momento me arrepentí de haber decidido discutir solo el plano de la eficacia y no hacerlo sobre sus consecuencias en las libertades de las personas y una serie de etcéteras nefastos.
También se me cruzó por la cabeza la idea de manipular las estadísticas (lo admito).
Después de ese arrebato poco honesto, estaba por reconocerle a Doña Rosa que tenía razón (al menos en cuanto a la eficacia) hasta que me encuentro con ese gráfico glorioso:
click en el gráfico para que se vea dignamente
En este gráfico se ve claramente que, si bien el delito bajó en NY, también lo hizo en otras ciudades donde no había sido implementada la tolerancia cero.
Otro dato a tener en cuenta es el siguiente: desde el año noventa, la curva es descendiente, es decir, es un proceso que se inicia antes de la llegada de Giulliani.
Después de un día bastante dialéctico me fui a lo de Doña Rosa con mis gráficos bajo el brazo.
Fin.